Mucha de nuestra ropa de niños la confeccionaba doña Elena, mi madre, en la máquina de coser Singer, fueran las camisas, la ropa interior, las jardineras de mezclilla o los vestiditos de mi hermana. También pasaban por ese mecanismo los manteles de comedor, las cortinas, las sábanas de nuestras camas y los delantales de la cocina. Cosía para la familia porque en el campo estábamos lejos del pueblo en donde vivían costureras de profesión.
Con la palabra Singer grabada con su estilo en letras doradas, la máquina tenía la forma de un extraño animal de metal con un volante como cabeza. La que había en casa era manual con su manivela, de sobremesa, con un cajoncito que contenía cuanta cosa podía interesarnos, botones surtidos, alfileres, broches de presión, hormillas etc. Una tapa muy elaborada la cubría por completo y nosotros jugábamos a equilibrarnos en ella cuando no estaba en funciones. El otro tipo de máquina de coser era más grande, se habría por completo, sobre la cubierta se alzaba la estructura, y debajo una gran rueda o polea giraba, transmitiendo con una correa el movimiento hacia el artefacto, al presionar con los dos pies un fuerte pedal. Ropas que se amontonaban, que había que coser o tal vez parchar porque en esa época era cosa aceptada un parche o bien remendar un 7. Completaba el conjunto la huincha de medir, las tijeras, carreteles de hilo negro o blanco y retazos de géneros de todas clases.
Hacia 1960 Marta le compró a su amiga Inés Lazo, una Singer eléctrica portátil, negra y dorada, que es de doble pespunte, que cose con la misma facilidad hacia delante y hacia atrás, con su propia luzsinger. En ella, aplicando un oficio aprendido en la máquina de pie de su casa paterna, cuando los hijos eran pequeños les cosía pijamas, camisas, pantalones cortos y los trajes de la única niña sacando los modelos de ese enredillo de líneas de colores de los moldes agregados a la revista alemana de modas Burda.
Tenía su catálogo con letras pequeñitas y profusas ilustraciones fotográficas para enseñar la manera de manejar el aparato y atender a su debido cuidado y conservación. En capítulos separados, se explica en detalle cómo se han de emplear los diferentes accesorios que se entregan con cada una. En una fábrica estadounidense fundada por Isaac M. Singer y su socio Edward S. Clark, en 1851, se inició la producción en la ciudad de Nueva York.y ha ha fabricado - La Singer Corporation- productos siempre muy útiles, de buenos resultados, desde que era absolutamente mecánica hasta llegar a ser computarizada, ya no siempre negras, de modernos diseños y hasta las letras se han simplificado. Aunque existan otras marcas de máquinas, la Singer establece su calidad en la fabricación y su venta no ha cesado.
Cumplida la función de las más antiguas son consideradas como un objeto de colección muy preciado y han pasado a los museos ya que a todos tocan el alma; están en su memoria y nos relacionan con la familia. En internet circula un correo con imágenes artísticas en que una dama está cosiendo, artistas de fuste han pintado a su madre y su máquina Singer.
Iván Contreras R. 2010
¡La conocí, la vivencié!... y haces que sienta nostalgia de tiempos preciosos...¿cómo logras, con un artículo tan prosaico, tan cotidiano, tan anacrónico, despertar emociones tan vívidas?
ResponderEliminarMe gusta, me gusta mucho.
Te quiero.