Los pies son un portento del diseño, que posibilitan el andar y el estar de pie. Han permitido la existencia del hombre que ha ido por los caminos de Chile y que antaño unieron el norte con el sur, caminando. Los conocí en época en que no existían demasiados medios de transportes, en cambio creo que hoy los andariegos son una especie en extinción. Entonces mucha gente se movía descalza y son creíbles testigos las fotos antiguas en que aparecen así y yo mismo recuerdo, no solo a los niños sino también a gente mayor y de cierta posición que recorría las vías a patita pelada. Los pies desnudos y su ejercicio contribuyen a impulsar la sangre hacia arriba manteniendo la salud de las piernas.
A los pies hay que cuidarlos y darles buen trato, hasta habría que acariciarlos. Los de las damas son tan hermosos que únicamente se parecen a si mismos, uno al otro solo que al revés. Ellas se esmeran en mantenerlos bien y los varones, con disimulo se los miran; recorren visualmente sus dedos y empeines revisando el tratado de las uñas con espíritu crítico.
Tienen una historia y yo creo que es mucho mayor el tiempo de caminar naturalmente al aire y en comparación ha de ser corto el tiempo de enfundarlos en alguna especie de calzado, sandalias, zapatos, botas, o zuecos. En el país los campesinos usaron la ojota, como un envoltorio de cuero de vacuno y luego de otros materiales modernos.
Del fabricar calzado nació la profesión de zapatero, quien hacía su trabajo para cada pie. Tomaba las plantas y las características específicas y resultaban unos zapatos propios para esa persona, que con el uso se hacían más cómodos. Cada zapatero tenía sus ayudantes o aprendices y así el oficio se eternizaba. Para que funcionara se inventaron las hormas de madera, verdaderos moldes, y también las variadas herramientas propias, tal como la “pata de cabra”, martillos, cuchillos, aguja e hilo. En Italia son famosos los estilistas que diseñan zapatos para ellos y ellas, estableciendo las modas con años de anticipación, fijan las formas futuras y se dan el tiempo para proveerse de los materiales.
Alguna vez leí que Cenicienta tenía pies especiales ya que su chinela perdida no le vino a nadie, pero eso solo es un cuento. Personajes notables tienen pie plano y mil problemas con su calzado. Por los 50 conocí personalmente al pintor muralista mejicano Diego Rivera, que era muy macizo y cuyos zapatos eran verdaderas bolsas de cuero que envolvían sus pies. Los artistas plásticos los han pintado y esculpido de bellas maneras; grandiosos los de Miguel Angel; rollizos los de Renoir; Egon Schiele los estructuraba huesudos como herramientas de hierro. Al ser estas extremidades tan difíciles de reproducir aconsejo a los alumnos de arte empezar por dibujar todos los zapatos del closet de su madre y acercarse de ese modo a sus formas en grandes síntesis.
En Purén hubo maestros zapateros que manufacturaban el calzado de los caballeros, de las damas y los de huaso, satisfaciendo las necesidades de quienes vivían en el pueblo y en las extensas lomas y vegas. También existió una importante industria que fabricaba zuecas que distribuía por toda la región de la Araucanía.
Iván Contreras R. 2009
Encuentro exquisito un lindo zapato que enmarque con estilo para que la mirada recorra unas torneadas piernas.
ResponderEliminarque liiiinnnnnndo el zapatitoooo uufff ta re lindo ... lo malo es como puedo dar un patada en el poto , con eso no se puede.
ResponderEliminarlindo texto, pero este calzado me parece de lo más antiergonómico, obliga a una postura que no es natural... ¿el sacrificio de la estética?
ResponderEliminarMuy interesante, me parece una idea muy original aunque tal vez no sea la más práctica
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